Saturday, May 17, 2008

Un Final

I wrote this short story for a spanish class.

No podemos llevar estos círculos de humo a la ligera aunque estos círculos de humo suban ligeramente en el aire agobiante de este cuarto porque cada uno de estos círculos de humo rodea varias historias. El sentimiento de asfixia por la primera vez con sus amigos. También, la primera vez cuando su madre lo pilló fumando sus Camels. Y ahora, estos círculos son algo por los que uno podría morir o quizás todavía, por los que uno podría vivir. Su vida está rodeada por momentos de pensamiento solitario. Horas de mirar la tele. Cenas y almuerzos de charla sobre todo con sus amigos. Horas y horas perdidas navegando por la red. Y este torrente de personas y eventos que se llama vida, siempre fluyendo contra él. No es que no le guste su vida en general sino que es su indiferencia a todo lo que lo convirtió en una persona más distante o por lo menos eso es lo que me dice siempre cuando yo le pregunto sobre su indiferencia.

De vez en cuando se me olvida lavar mi ropa por semanas y tengo que hacer lo que llamo, ¨ el reciclamiento ¨ de la ropa – ahorraría agua, dinero y consecuentemente salvaría el planeta. Pero sinceramente, eso es mi excusa para eludir la laboriosa caminata a la lavandería y para eludir esperar un buen rato en sillas incómodas. De todas formas, el reciclamiento estuvo bien y pude reciclar un par de pantalones kakis. Un planchado y unos chorritos de Febreze, los dejará como nuevos. Recuerdo que este par de kakis fueron un regalo de mi mamá porque tienen un bolsillo secreto para proteger el dinero de los carteristas mientras andaba en el metro. Le dije a mi mamá que no había necesitado un bolsillo secreto, mamá me dice, ¨ No me importa nada cuantos años tengas. Siempre serás mi hijo y yo…siempre tu mamá.¨ Estaba muy avergonzado, no por los sentimientos maternos de mi mamá por un adulto de veintidós años sino por las bromas de ¨mama´s boy¨ que seguiría obviamente cuando mis amigos lo descubrirían. Afortunadamente, no lo descubrieron.

Cada día al caer de la tarde, todos duermen estando seguros de la subida del sol que seguirá después de la noche de esperanza. Me parece que con cada una de las subidas, el sol asegura a los seres humanos su humanidad. A él le gusta el anochecer por la esperanza que le provee. Esa noche, había una brisa que pasaba suavemente con los ritmos que quedó en las canciones de los pájaros. Incluso la naturaleza que estuvo en armonía con sus varias partes. ¨ En estos momentos mi soledad y yo conversamos, ¨ me dijo. ¨ Mi soledad es mi compañera más confiable, nunca me deja. Quizás es más confiable que mi familia. Nunca le mentiré. Pero la soledad, como las otras mujeres no me deja en paz de vez en cuando y me enloquece con sus preguntas y su espíritu que tiene una tendencia de vagar sin fin en los laberintos interminables del pensamiento. Yo me he perdido en estos laberintos también. No sé que si la rutina de perderse vale la pena o no, pero estos laberintos, por lo menos, me dan un espacio donde mi soledad y yo podemos disfrutar las caídas de las tardes.¨ Quizás la soledad es donde se siente un sentimiento de pertenencia pero todo lo que sé es que esta idea de sentir el sentimiento de pertenencia en nada es contraproducente. Es como buscar la firmeza de certidumbre en una casa de neblinas elusivas.

Recientemente, estaba ocupado con las solicitudes de los programas posgraduados en las universidades americanas para estudiar física. Completaba los blancos como siempre y me encontré con la pregunta de mi origen por decimonovena vez. Había muchas elecciones – africano-americanos, caucásico, americanos nativos, asiáticos…incluso los indios, hispanos, mexicano-americanos y un espacio en blanco al lado de la palabra Otros. El vacío del espacio fue cual me quedo bien. Completé aquel espacio con las letras – T-I-B-E-T-A-N-O. Siempre siento una necesidad de marcar el espacio de Otros. Este espacio de los Otros es una idea ingeniosa de los autores de las solicitudes para conservar papel. Pero este trozo de papel con los espacios rellenados tiene más importancia para los oficiales de las universidades. ¡ Ojalá que había sonado una canción en el fondo como si estuviera en las películas…solo voy con mi pena…sola va mi condena…correr es mi destino…para burlar la ley…perdido en el corazón…de la grande Babilón…me dicen el clandestino…por no llevar papel.

De todas formas, tengo que irme al cine con mi semi-novia – no es mi novia completamente. Decidimos no comprometernos porque a ella, la idea de comprometer a una persona, le parece antigua y contraria a la idea del individualismo de la época moderna. Ella es lo más complicado que se puede ser. La película es un deber para su clase de español y se llama Soldados de Salamina – una adaptación de una novela del mismo título. Ella está fascinada ¨ por la manera de tejer ficción en las cuerdas de la verdad del autor Javier Cercas ¨. Podría ser sobre alguna guerra en España, pero no recuerdo mucho aparte de una persona que se llama Sánchez Mazas, que era algún héroe durante la guerra. Sinceramente, pienso que no hay héroes ni villanos porque los dos hacen las mismas cosas, por ejemplo en una guerra los dos matarían a otras personas pero de algún modo u otro, uno de los dos será un héroe y el otro un villano.

No limpiaba su cuarto frecuentemente. Su escritorio estaba infestado de botellas medio lleno o medio vacío (lo que se quiera) de vinos ácidos, copas de café vacías, colillas de cigarrillos en un vaso y un zippo. Además, algunos papeles y cuentas de teléfono y de medicina ocupaban la cambiadiza geografía de su mesa. Me di cuenta de que si una mesa pudiera ser un reflejo de su dueño, esa mesa fue una de aquellas – la mesa como la identidad de él, está ocupada por partes diferentes que están siempre cambiando y siempre inidentificable. ¨ Este problema abriga la necesidad de sentirse unidos en la soledad y de buscar el sentimiento de pertenencia en ninguna cosa. ¨ Él me dijo como una broma en su único modo sarcástico de auto-examen. Auto-examen es una característica de las personas más distantes. Me parece que la facultad de una persona de dejar su cuerpo y mirar y analizar sus acciones desde lo alto causa esa persona fuera más distante y más cohibida – una destacada característica de esta persona. Esta facultad es como un espejo adherente que nos sigue siempre o se revela en la forma de nuestras soledades. De la misma manera, las costumbres morales son espejos adherentes también. Espejos o no, este señor no va a despertarse de su meditación profunda y tengo que irme para la cena. Estas personas solitarias me extrañan mucho. No pueden diferenciar la noche de la mañana, la luz de la oscuridad, los buenos de los malos y están confundidas en general aunque tienen una tranquilidad de paz en sus ojos. Quizás, pueden ver, desde su punto de vista único, orden en el caos o certidumbres de firmeza en casas de neblinas. Es muy difícil entender estas cosas para mí.

Estaba escribiendo una historia ficticia. Esa historia me costó tres paquetes de cigarrillos. Me había perdido en los laberintos de pensamientos y palabras cuando trataba de escribir esa historia. No tenía un final. Pensaba que iba a escribir tonterías para el final y quizás, uno de los personajes va a morir también – es muy cliché pero no tenía un final para mi historia. Me parece que tener finales para las historias no vale la pena porque todos saben que las historias siempre se continúan. Es como si el autor tiene dudas de la inteligencia de los lectores.

Pienso que puedo ver certidumbres solamente en certezas y no puedo entender las profundidades de los vacíos. Supongo que eso es porque siempre estoy eludiendo los cursos de filosofía y literatura. Tengo miedo de las incertidumbres aunque no me gustan los finales seguros de las historias.


Por lo menos eso es un final decente.

Wednesday, May 7, 2008

Fast Times

"The corporation is supposed to take us outside ourselves. We design these organized bodies to respond to the market, face foursquare into the world. But things tend to drift simply inward. Gossip, rumor, promotions, personalities, it's only natural, isn't it--all the human lapses that take up space in a company soul. But the world persists, the world heals in a way. You feel the contact points around you, the caress of linked grids that give you a sense of order and command. It's there in the warbling banks of phones, in the fax machines and photocopiers and all the oceanic logic stored in your computer. Bemoan technology all you want. It expands your self-esteem and connects you in your well-pressed suit to the things that slip through the world otherwise unperceived."
---- from the Underworld by Don Delillo

The modern age of technological advances marks our lives with promises of greater efficiencies brought on by fast modes of transport and faster communications. This speed is needed in an age where the status quo goes by the name of change and where the fear of being left behind demands flash second decisions from all. Greater efficiencies promise greater production and even greater revenues for a world intoxicated with greater consumption.
We eagerly follow the economists who, armed only with the “scientific” principles of measurement, preach that a larger proprietorship of material wealth is equated to better living standards. But there is a caveat to this mantra, which is ignored by many: better living standards measured only by material riches do not equate to happiness.
In this fast paced age of quality-time, instant-gratification and online dating, everything passes by in a blurry haze of uncertainty and chaos. Material constructions have such obtrusive and overbearing presence in our lives that we feel dwarfed in the monstrous greatness of technological feats of skyscrapers and aircraft carriers.
We wear our well-pressed suits and take the subway to work with extreme belief in these feats of technology to hold up against all uncertainties. Thinking, at least human error is out of the equation. Taking humans out of the equation certainly brings greater efficiency, ensures faster assembly lines and less retirement checks. But the result is the alienation of man from everything on a much greater in scale than Marx ever dreamt of. This alienation through uncertainty and chaos is a gift of technology to our lives. Lives that are shackled by the wires and cables that promised of greater connectivity and greater efficiencies.
Since we pursued the advancement of technology as a means to achieve happiness in the first place, this resulting unhappiness marked by the faint glow of our computer monitors can not be understood.
Obviously, the search for order and control over this life-on-testosterone leads us to technology. The digital cameras, the internet, a facebook profile and youtube videos, are all ways to capture moments of our lives which are sorted by criteria such as Date-Added, Relevance and Most Viewed. We look at them time and again for some solace. Our families gather around the televisions to peer into the lives of coked out celebrities and their big houses with well maintained gardens. We hope to get a sense of moral righteousness and a happy feeling that at least we are better than them by comparing which is worse.
The corporations, knowing that people are desperately looking at them to better their lives, bombard us with a false sense choice wrapped in colorful packages. We feel in control when we “choose” our favorite box of cereal out of the super-market shelves. We look for so much control over ourselves and over nature that we have come down to sticking poisoned needles in our faces to control aging. The wrinkles on our faces are not attached to worthy memories. So we erase them.
In our quest for better lives and happiness, we have started to look towards technology. Technology is the new God dictating His rules of living in short syncopated messages of internet lingo. We have made this mistake before and we shall never learn.

----inspired by Don Delillo's Underworld